Remontamos un rato por encima, siguiendo huellas. El viento aumenta y sabemos que el día sólo puede ir a peor. Aquí, a unos 3.000-3.050, nos damos la vuelta sin haber llegado a ver propiamente la entrada de la canal, que está a
“Las huellas que seguiais eran las nuestras!!... la verdad es que aparte de la niebla el dia aguantó lo suficiente como para estar solos en la cima del Aneto, un lujo.”