El sábado 10 nos hemos ido Bitxe y yo a dormir al nuevo refugio guardado de Cap de Llauset, inaugurado en julio y reluciente y cuco como una bombonera, y el domingo 11 hemos acabado enfilándonos a los Vallibiernas (3.067 m.), yo en precario, con mis botas invernales exhalando sus últimos suspiros y con una inserción comprometida de los crampones... Pero bien, mejor que bien, muy bien, actividad completada a satisfacción en un día estable y plácido de sol invernal y poco frío, una delicia...