Daré razón a mis crÃticos cuando me consideran excesivo, pero levantado el ánimo, pillada la carrerilla y teniendo la oportunidad de continuar mis correrÃas, me escapé para completar el restablecimiento de mi alma en un improvisado “stage†en el parque natural de Els Ports.
Fui, como digo, a gastar energÃa y asà recuperar mis equilibrios internos y tambien a completar caminos, a picotear los senderos, a dejarme llevar por las señales o las impresiones del momento; no se bien por que orden la verdad, pero con tantos objetivos y tan vagos cumplà inevitablemente “objetivosâ€; y eso siempre causa satisfacción...
Una grata sensación fue la recuperación de tiempo para leer. Sin abundante electricidad, sólo con una pequeña baterÃa a la que conectar una linterna con luz fluorescente hice mi salón de lectura en el asiento del coche cuando la temprana oscuridad reinante del anochecer invernal no me permitÃa otra distracción salvo apartarme de la existencia consciente con largas curas de sueño.
Leà temas de sociologÃa y reconocà en esas páginas tanta locura en la sociedad occidental contemporanea, que me ratificó mi creencia sobre mi propia salud mental, cuando contesto bajito “los locos sois vosotrosâ€. Asi, la dieta de leer como un descosido, caminar a mi bola, comer frugalmente y dormir como una marmota en la madriguera de mi coche se me antojó, como un estilo de vida nada despreciable, que me guardo entre los posibles para un futuro no se como de lejano. ¡Anacoretismo al poder!
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