Tecnica y Material
Estoy aburridillo y se me ocurre sacar a colación este tema, que recordé el otro día hablando con un colega, a ver si alguien aporta algo más.
Cuando bajamos a rapel convertimos una cierta cantidad de energía potencial en energía cinética que disipamos en gran parte gracias al rozamiento del aparato en cuestión y la cuerda.
De cómo se produzca este rozamiento obtendremos unas consecuencias sobre la cuerda y el aparato.
Sobre la cuerda se van a producir dos tipos de rozamiento, uno externo, con el aparato, y otro interno, entre las fibras. Si el externo es grande, el aparato se calentará mucho. Si el interno es grande, las fibras sufrirán lo suyo y envejecerán en parte.
Así, si comparamos un descenso con un dressler y un descenso con un nudo dinámico, resulta evidente que con el nudo la cuerda sufrirá bastante más considerando sólo que el dressler puede absorber más energía en forma de calor que el mosquetón.
Además está el tema del ángulo de torsión de la cuerda en el aparato. Cuanto menor es éste ángulo, más se retuercen las fibras, más rozamiento interno hay, más sufre la cuerda.
La forma de bajar también influye mucho. Si bajamos muy rápidos, el rozamiento externo es grande y el aparato se calienta mucho. Si bajamos poco a poco, el aparato se calienta bastante menos y la energía es absorbida por el rozamiento interno de las fibras.
El problema de bajar muy rápido es que cuando nos paramos la temperatura del rapelador puede deteriorar mucho la cuerda. Creo recordar que el poliester aguanta un poco más el calor que la poliamida. Esto es importante tenerlo en cuenta en espeleología al pasar reinstalaciones.
Por lo tanto, la mejor forma de bajar es a velocidad más o menos constante, sin correr pero tampoco excesivamente despacio y con un aparato específico -dressler, rack, ocho- mejor que con otros aparatos destinados a otros usos, como asegurar.
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