2º alud en el Dhaulagiri

 La familia y compañeros de Ricardo Valencia y Santiago Sagaste han decidido que sus cuerpos reposen, al menos momentáneamente,  en el Dhaulagiri. Un segundo alud, en la misma zona, y el buen criterio de no arriesgar vidas, han postergado la recuperación.

http://www.diariovasco.com/prensa/20070515/deportes/rescate-fallecidos-dhaulagiri-casi_20070515.html

 http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=321102

   Os copio, literalmente, el texto que Iñaki Ochoa de Olza, a 25 km. del lugar, en el campamento del Annapurna ha escrito ( publica crónicas de su expedición en el Diario de Navarra )  sobre el fatal accidente ... porque es especial:

 ------ Hasta siempre, Ricardo y Santi ------

El mensaje de texto vuela a toda velocidad desde el Dhaulagiri hasta un satélite y después rebota hasta mi teléfono, en el campo base del Annapurna. Sólo estamos a 25 kilómetros de distancia. Es media mañana y estamos algo ociosos, rodeados por el mal tiempo y por ello presas de una cierta desazón. El SMS en cuestión lo firma la alpinista austriaca Gerlinde Kaltenbrunner, lo cual me hace sonreír de inmediato; siempre es agradable recibir noticias de los amigos  con los que acabamos de compartir un mes de escalada, de risas y de pura vida. Sé que Gerlinde, quizás la escaladora más fuerte y de más éxito en el Himalaya que conozco, y los amigos de la expedición aragonesa son los únicos que permanecen intentando esa montaña durísima que nosotros acabamos de escalar. Pero no estaba preparado para las crueles palabras que aparecen en la pequeña pantalla, que me dejan helado y tembloroso, casi sumido en la desesperación.
Pocos minutos después hablo con Gerlinde  por teléfono, y mi vieja amiga me cuenta una historia muy triste, con la voz rota por el llanto. Una avalancha ha sepultado el campo 2, a 6.640 metros de altitud, a las 9 de la mañana de este nefasto domingo 13 de mayo, y nuestros amigos Ricardo Valencia y Santiago Sagaste han perdido la vida en ella. Gerlinde me explica cómo ha peleado durante media hora para liberarse ella misma, cortando el techo de su tienda sepultada con una navaja. Después, tras emerger de los restos del alud, ha cavado durante otra hora, rescatando a uno de los montañeros aragoneses, Javi Serrano, pero sin poder hacer ya nada por Ricardo y Santi.
Ricardo Valencia y Santiago Sagaste eran dos tipos en cuyas caras se reflejaba una intensa pasión por la vida, por la montaña y por los amigos. Siempre sonrientes, hace ya unos cuantos años que nuestros caminos se cruzaban casi más a menudo bajo los cielos de Asia que de vuelta en casa. Riki, como le llamábamos los de la tribu del Himalaya, y yo habíamos compartido, junto a otros buenos colegas, la exitosa expedición al Makalu de la primavera de 2.004. Allí descubrí a un Ricardo entusiasta y trabajador, alegre como un chaval, siempre con una sonrisa en los labios. Gracias a Ricardo no volvimos a casa esqueléticos, ya que el de Salinas era el que se levantaba todas las mañanas el primero,  sin conocer la pereza, a cocinar para todos unos obligatorios huevos fritos con patatas, pimientos y jamón. Y después diseñaba con entusiasmo el resto de nuestros menús. El fue quién se ocupó siempre de comprar la comida en Pamplona, de enviarla a Nepal, Pakistán o Tíbet, según el caso, y también de enseñar a los cocineros de allí cómo se prepararla.