Qué mejor manera de celebrar un cumpleaños que subiendo a las alturas pirenaicas. Cierto que es la cumbre más visitada y que el último tramo es una verdadera procesión humana que destruye el espíritu salvaje y libre de la montaña; cierto que hay cumbres mucho menos conocidas y más interesantes que esta... Pero el Aneto emana una atracción inevitable a cualquiera que ame nuestra cordillera. Ahora ya está hecho. Y volveré, no hay duda!